El activismo es un derecho de nacimiento para Tatiana Venus Rojas Orellana. Su abuelo fue un activista sindicalista de la minería; su madre, una vendedora habilidosa que se manifestaba por los derechos humanos y crio a Tatiana para ser activista, "No me enseñaba a cocinar ni nada", dice Tatiana con una sonrisa encantadora. 

Tras comenzar con su sindicato estudiantil universitario durante la dictadura chilena en los 70, Tatiana se involucró a nivel local en Santiago, Chile, luego a nivel regional y finalmente a nivel internacional como miembro de HomeNet Internacional (HNI), fundando el comité ejecutivo. Pero su pasión por la inclusión de género exigía más, por lo que impulsó la creación del Comité de Género de HNIy ahora es miembro del comité. Su primera encuesta será presentada a la ONU Mujeresimpulsora de la igualdad de género, en marzo de 2025.

Tatiana desafía las etiquetas. Usa sandalias con joyas incrustadas, guarda sus sueños de la infancia de convertirse en bailarina y se pone a cantar en cualquier momento, pero también trabajó 30 años como ingeniera y 20 con un gran impacto como líder sindical y activista LGBTIQ+. Tatiana ocupa cinco puestos de liderazgo principales: miembro del Comité Ejecutivo de HNI presidenta y secretaria del Sindicato de Personas Trabajadoras Gay, Lesbianas y Bisexuales Luis Gauthier; tesorera de la Confederación Nacional Textil (CONTEXTIL), directora del Movimiento Nacional por la Diversidad SexualMUMSy coordinadora de la Coordinadora Nacional de Trabajadoras Textiles de sus Domicilios (CONATRADO). 

Está acostumbrada a enfrentar adversidades. Como estudiante universitaria en 1979, solía manifestarse contra la dictadura fascista de Augusto Pinochet, y tenía que correr para esconderse en una iglesia cercana. "Me veían venir y cerraban las puertas justo después de que entrara", cuenta. Luego, el director de la universidad la expulsó, pero sus profesorxs le permitieron continuar sus estudios de ingeniería. "Era muy hermoso darme cuenta de que no estaba sola".  

Sentadxs en el frío del patio de la casa que tiene 120 años y ella renovó, habla sobre la importancia de abogar por los derechos de las mujeres en empleo informal, en especial de las trabajadoras LGBTIQ+. Los estudios de MUMS y otros indican que más del 50% sufre discriminación en su trabajo, lo que lxs lleva a preferir empleos informales o ser emprendedorxs. Los estudios concluyen en que la negación del derecho al trabajo decente es una forma de violencia. "El futuro de su trabajo es desde casa", explica Tatiana (67).

El corazón de gran parte de su activismo se relaciona con la necesidad de la inclusión de género. El Comité de Género de HNI, lanzado en septiembre de 2023, está trabajando para satisfacer esa necesidad como un colectivo con 14 miembros de cinco regiones. La inclusión de las problemáticas LGBTIQ+ en la agenda se va a realizar lenta y respetuosamente, porque aún no es parte de la cultura en algunas regiones.

Pero Tatiana sonríe mientras describe los logros del comité hasta ahora: "Estamos muy felices".

Han redactado un borrador de un código de conducta y un glosario de términos, para que todxs hablen un mismo idioma. En marzo de 2024, lanzaron una encuesta que les hicieron a 405 trabajadorxs en domicilio de cinco regiones sobre sus experiencias y desafíos, particularmente sobre aquellos relacionados con la violencia, tanto económica como física. Un aspecto particular reflejado en la encuesta es el reconocimiento de que estas mujeres no son solo trabajadoras, sino que también son cuidadoras, usualmente de sus familiares.

"La experiencia de trabajar juntxs en la encuesta de verdad nos empoderó. Lo hicimos nosotrxs sin ningún apoyo... pero está muy bien hecho", cuenta Tatiana. Es un documento clave, porque "cuando haces demandas, cuando vas al ministerio, por ejemplo, siempre piden estadísticas".

Ella sostiene que el comité de género brinda las "herramientas para que HNI visualice a lxs trabajadorxs en empleo informal y sus condiciones de trabajo precarias con una perspectiva de género". Entre estas están las personas lesbianas y transgénero.

Por suerte, Tatiana se jubiló hace siete años, si no nunca tendría tiempo para todas estas actividades. Sin embargo, sí tiene experiencia como trabajadora en domicilio. Luego de años como ingeniera, hace 15 años se dio cuenta de que quería invertir más en su activismo. "Me gustaba la política y se me daba muy bien". Así que renunció a su trabajo de ingeniera y se formó desde cero como terapeuta, y comenzó a ofrecer reiki, trabajo de energías y otros enfoques de la salud desde su casa. Como una profesional posicionada en la sociedad, no enfrentó las mismas dificultades que sus hermanas trabajadoras en domicilio pero, al igual que ellas, le apasiona su trabajo.

"Ganaba mucho como ingeniera, pero ahora incluso estoy mejor, aunque gane menos", cuenta Tatiana, que tiene dos hijos, de 32 y 38 años.

Sus actividades parecen interminables. En 2021, se presentó para el Concejo municipal con la alcaldesa Irací Luiza Hassler Jacob para concientizar sobre los derechos LGBTIG+. Obtuvo muchos votos, pero no consiguió ganar una banca. "Solo el hecho de hacerlo ya fue suficiente", cuenta. "La realidad es que no quiero un trabajo público".

Actualmente, está trabajando con personas indígenas mapuche que reciben mucha discriminación y solo se las considera potenciales trabajadoras del hogar. "Si naces mapuche o transgénero, serás discriminada. No tendrás acceso a muchas cosas".

Estas son las injusticias que Tatiana ha intentado exponer y mitigar durante toda su vida.