Orador: Suntaree Saeng-ging, miembro del Comité Ejecutivo de HNI

Este año se conmemora el décimo aniversario de la Recomendación 10 de la OIT, una herramienta clave para la transición de la economía informal a la formal. Ningún trabajador aspira a ser etiquetado como «informal», pero más de 204 millones de personas en todo el mundo tienen empleo informal.

Los trabajadores a domicilio constituyen un segmento vital de la economía informal. En 2019, la OIT estimó que había 260 millones de trabajadores a domicilio en todo el mundo, lo que representa el 7.9 % de la población empleada.

Las personas que trabajan desde casa trabajan desde sus hogares o alrededores, produciendo bienes o prestando servicios. A pesar de su contribución a la economía, a menudo no son reconocidas como trabajadoras por gobiernos y empleadores, y se enfrentan a desafíos como largas jornadas laborales en malas condiciones, ingresos inferiores al salario mínimo y falta de protección social.

Hay dos categorías de trabajadores a domicilio:

  • Trabajadores autónomos que producen y comercializan sus propios productos. Un ejemplo de trabajador autónomo es el tejedor de cestas.
  • Las trabajadoras a domicilio son aquellas que, a menudo, son subcontratadas a través de intermediarios y reciben un pago por pieza; asumen los costos de producción, carecen de contratos y no conocen a sus empleadores principales. Un ejemplo de trabajadora a domicilio es una mujer contratada por un intermediario para cortar hilo.

Para mejorar los medios de vida, los trabajadores a domicilio necesitan vías de formalización a través de:

  1. Ratificación del Convenio 177 de la OIT, que reconoce a los trabajadores a domicilio como trabajadores. Una vez ratificado, los gobiernos deben adoptar, implementar y revisar periódicamente una política nacional sobre trabajo a domicilio que promueva la igualdad de trato.
  2. La política nacional debería conducir a leyes y regulaciones sectoriales que promuevan el trabajo decente, como la Ley de Trabajadores a Domicilio de Sindh (Pakistán) de 2018, que reconoce el trabajo a domicilio como trabajo y otorga reconocimiento legal, seguridad social y salarios mínimos.
  3. Acceso a la protección social. Tailandia, por ejemplo, integra la protección social en su Constitución y sus planes nacionales de desarrollo, logrando una cobertura sanitaria prácticamente universal.
  4. Apoyo a las organizaciones de la economía social y solidaria, vital para la transición a la formalidad; según la OIT, el 79% de los trabajadores informales se encuentran en unidades del sector informal