Luisa, ¿qué haces en casa? ¿Cuántos años tienes?

Tengo 35 años. Bueno, aparte de cuidar a mis 4 hijos (de 10, 8.7, 3 y XNUMX años), no hago nada más.

Pero tú me contaste que amasabas pan en tu casa y lo vendías, ¿eso como se llama?

Bueno lo hago como pa' ayudar a mi familia, como nadie trabaja en mi casa. A mi marido lo despidieron, trabaja en la construcción, (textual) y el pan que comemos nos sale gratis, saco lo que gasto tengo el pan y otras cosas que van faltando en la casa como fruta y verduras y como están de caras, ustedes que me ayudan en la olla común, que me sirve de gran ayuda y he podido matar el hambre. NO sabíamos con el Carlos que íbamos hacer y ustedes aparecieron regalando mascarillas y nos invitaron a la olla común… Una bendición.

¿Tú sabes que eres trabajadora en domicilio?

No sabía nada, pero usted me ha abierto los ojos. Yo no sabía que existía este tipo de trabajo en la casa, le conté a mi marido y me dijo que estaba loca. Que él nunca había escuchado esto. Hoy me siento que soy alguien sé también que es una obligación cuidar a mi familia, pero trabajadora no lo sabía. Igual tengo problemas en mi casa cuando voy a la olla, me pregunta a qué hora voy a llegar, si otras mujeres no pueden ir y porque tengo que ir yo.

¿Qué le respondes?

Yo le dije que no voy a dejar de ir porque él es un mal agradecido. Desde que comencé a ir a ayudar, me siento que soy otra persona. Con ustedes puedo hablar de todo y no tengo que callarme, y la ayuda que me prestan es muy importante para mi… También me atrevo a hablar en público, nunca lo hice antes.

Disculpe, puedo preguntarte, ¿cómo es la relación con tu pareja, y la de tus hijos? Pero si no quieres contarlo, no lo hagas; esto es en el marco del respeto que como mujeres debemos tener.

Yo en realidad, tengo vergüenza, pero me atrevo. El Carlos, como no tiene trabajo anda todo el día enojado y grita a los niños y a mí todo el día, sale a la calle; no me golpea pero me da miedo. Cuando voy a la Olla para mí es un escape salir de la casa, él me dice parezco nana cuidando hijos como si no fueran hijos de él. Eso que dejo todo hecho, y cuando llego esta todo desordenado. Pero no me quejo, porque llego feliz de poder ayudar a otras familias como la mía. También llevé a mi vecina la Flaca Susy y ella también está feliz de la ayuda que nos dan. Yo aprendí una palabra que me cuesta pronunciar: sodalidad,(textual) unidad y soy otra persona. Ahora sé que soy trabajadora y ustedes me han enseñado que tengo derechos (llora) y que mis hijos no van a pasar por lo que yo he pasado. Pero cuando quiere acostarse conmigo se hace el lindo, el agilado. El otro día le dije estoy cansada, se enojó, pensé que me iba a hacer algo, pero se aguantó. El otro día me dijo que estaba subversiva. Pero anduvo todo el día suavecito y no gritó como loco, hasta me ayudó a amasar.

Jamás pensé que yo podía conectarme con el celular a una asamblea de mujeres como yo, nadie se ríe de uno si no sabes hablar. Aprendí lo que usted me dijo y nunca más se me a olvidar Soy una mujer trabajadora y tengo derechos” a mi hija, en especial a ella (10) que no debe permitir que nadie le grite y tiene que hacerse respetar.

Te quiero invitar a que seas pare de una organización de trabajo en domicilio ¿Te gustaría participar?

Sí quiero, porque ya aprendí que soy una mujer muy especial diferente, que nadie es igual a otra, que si ponemos todos nuestros saberes colectivos como nos enseñaron, seremos mujeres que nos paramos con dignidad. Eso también lo aprendí con ustedes solo quiero agrader lo que hacen por las más pobres. Que dios las cuide.

Te cuento lo que quiero hacer, que otras mujeres conozcan tu experiencia, cambiaré tu nombre. ¿Me lo permites?

¿Mi experiencia? ¿Usted cree que sirva?, pero si a otras le sirve dele, dele pa delante. Además nadie me había preguntado como soy, a nadie le intereso, a nadie le había preocupado, me hace sentir importante. No se cómo lo hacen para hacernos sentir tan re bien. Con ustedes cocinando ahora hasta canto, y en mi casa igual. Gracias, gracias. (llora)

Flaca Susy (Este es un relato literal de ella)

Yo trabajo en la feria libre en Covarrubias, (feria de la Comuna de El Bosque) me pongo a la cola y me dicen cólera, vendo todo lo que me regalan, ropa, zapatos cachureos que estén en buen estado. Tengo dos hijos, uno de siete y mi niña de cuatro, soy madre soltera vivo de allegada en la casa de mi tía, cuando me junte a vivir con el Manolo tenía 22 años y el comenzó a portarse mal. Llegaba cuando quería, eso enojó a mi familia, mi mamá y papá me echaron a la calle, me recibió mi tía. Estaba embarazada del Danielito, pero me recibieron solo a mí, ahí empezó a cambiar todo. El Manolo comenzó a alejarse de mí y cuando nació mi niño estaba sola, mi tía un siete ella es mi verdadera madre, me ayudó hasta el día de hoy. Ahí comencé a trabajar en la feria, los férianos son buena onda. Me ayudaron cuando supieron que estaba sola y embarazada, me regalaron de todo para mi bebé. Cuando nació tenía coche, hasta su cuna todo regalado de segunda mano pero hermoso. Me fueron a ver al hospital, tuve un parto complicado, tuve un mes en el hospital. Me fallaron los glóbulos blancos eso fue lo que me dijeron. El Manolo apareció cuando el Dani tenía cuatro meses. Llegó arrepentido y me contó que había estado preso. Lo habían detenido por drogas, se notaba flaco, hecho mierda y me buscó en un principio lo rechazo; pero iba a la feria a ayudarme. En el tiempo bueno iba a la feria con mi hijo, se crió ahí, me daba miedo dejarlo, además el crio vivía pagado a la teta. Así comenzó a caminar entre todos los feriantes. Con el Manolo seguimos pololeando, el venía y se iba, se desaparecía, creo que me acostumbré a esta vida. Así pasaron tres años hasta que quedé embarazada de mi niña se llama Cherazade. Me gustó ese nombre, yo veía una comedia turca en la televisión y ella era tan bonita que cuándo nació la vi tan bonita le puse ese nombre. La voy hacer cortita. Al Manolo lo mataron de un balazo en una pelea por drogas. Así me quedé sola, con mis dos hijos y tuve que poner hombro más duro no más. La Cherita, al igual que el Dany, la crié en la feria. Cuando hacía mucho frio, o llovía, mi tía los cuidaba, ella me perdonó mi segunda metía de patas. Pero yo fui al consultorio y me falló el tratamiento (intrauterino) y me vine a dar cuenta que estaba embarazada cuando tenía tres meses, na que hacer. Mis hijos son mis grandes tesoros. Me saco la cresta trabajando, no les falta nada. Todo se comienza a complicar cuando mi tía se enferma. Le dio algo en la cabeza y quedó con la mitad del cuerpo malo. Ahora no se le entiende mucho lo que habla y le cuesta caminar, ella es soltera, nunca tuvo hijos. Así es que mis hijos son toda su vida. Ella había sido casada con un paco culiao y recibe una pensión y tiene la casa. Se murió de un infarto pero era malo el paco bien muerto esta. Ahora yo la cuido a ella y mis hijos.

Todo estaba medianamente bien hasta que llegó la pandemia del covi, el gobierno de mierda hechó los milicos a la calle y no me dejaban trabajar; putas no sabía que hacer, yo siempre mantuve a mi familia el día a día; nunca pude guardar plata, en una semana nos comimos todo lo que teníamos guardado. Igual me daba vergüenza ir a la olla a pedir, pero los cabros tenían hambre, y mi tía también. Un día la Lucha me llevó comida y me convidó, eran tallarines con salsa de pescado. Sería el hambre, pero los encontré tan ricos, y pa cagarla me arrebaté y dormí toda la tarde. Cuando desperté todos estaba durmiendo. Y pensé guatita llena corazón contento, la Lucha conversó conmigo me contó que había llamado a ustedes la jefa de la olla. Me cont´p que me habían inscrito en la olla para que fuera a buscar comida dos veces a la semana, pero además me regalaban pan también, y cuando había hasta fruta pa los cabros.

Así llegué a la olla, fui con mi olla a buscar cuatro raciones. Había pollo al jugo con arroz tenía que llevar una olla y una bolsa para traer el pan y otra por si llegara fruta o verduras, con la raja que tengo, es día fueron a donar 30 kilos de leche. La jefa les dijo, ella tiene dos niños denle leche, ese día también había yogur, me regalaron seis.

Puta llegué tan contenta a mi casa, parecía una perra con dos colas, cuando la recibí no sabía que decir. Si dar las gracias o abrazarlas, se me llenaron los ojos con lágrimas y la jefa me abrazó y me dijo somos hermanas de clase, esto lo hacemos entre todas, y tú eres una de las nuestras. Puta que me dijo cosas lindas, pensé que la conocía de antes. Me fui, llegué a mi casa, calenté un poco más el pollito. Ahí me di cuenta que me habían echado dos porciones más. Así es que guardé para el otro para el otro día. Le conté a la Lucha lo que me había pasado, me contó que todas eran buena leche y cuando llegaban cosas las repartían de acuerdo a la cantidad de gente. Ella me dijo que si quería ir a cocinar con las mujeres de la olla, le dije que no sabía cocinar, yo comía pura chatarra en la feria y los cabros también, mi tía cocinaba es que no puede estar sin sopita. Conversé con mi tía y le dije que quería ir ayudar, ella se puso feliz, los niños se portan bien con ella, y no hacen rabiar.

Llegué a la olla, me sentía cupuchenta y con miedo de cómo me iban a recibir. Llegué a las 9/00 me fui con la Lucha. No tomamos ni un té, tenía un nudo en la guata, llegamos me presentaron a las otras mujeres. La jefa me pasó un gorro, guantes y un delantal plástico, mascarilla. Lo primero que me dijo, aquí todas vamos a tomar desayuno, había té, café, leche, pan queso y jamón. Tuve que salir de la cocina, ese día no tenía pan para que mi gente tomara desayuno, no quería que me vieran llorando, pero la jefa que las cacha todas salió. Me preguntó que me pasaba, le conté. No dijo nada. La ví que salió cuando llegó a los diez minutos con pan, cecinas, yogurt, azúcar y té; y me mandó retoa pa la casa. Me dijo, si quieres volver, vuelve a cocinar pero igual vienes a buscar la comida, si no puedes venir. Vienes el Viernes, yo vivo a ocho cuadras de la olla. Fui a dejar las cosas. Mi tía estaba levantada, puse la tetera y me devolví a la olla. Tomé desayuno y manos a la obra, ese día hicieron charquicán, me puse a pelar papas, zanahorias, otra lavando las acelgas, otra picando cebollas. Otras amasando, cuando uno está desocupada va hacer bolitas para el pan, es entretenido. La música es un cuento aparte, ese día canté, hace tanto tiempo que no lo hacía. La olla es mágica, se me paso el tiempo volando, vi cómo se repartía la comida, llené mi olla, con raciones para dos días, me regalaron dos huevos para cada uno, me llevé el pan calientito, habían muchas zanahorias y lechugas me regalaron para llevar.

Un día la jefa se puso hablar del trabajo en domicilio, y el trabajo desregulado, precario y me dijo tu eres una trabajadora que estás en esta condición. Ella habla tan re bonito, que hoy estoy aprendiendo tantas cosas que yo no sabía. Estoy agradecida de la Lucha que me hubiera llevado, pero más agradecida de las mujeres, yo creía que era la única que tenía problemas, la jefa me puso en contacto con la Oficina de la Mujer de la Comuna y ahora van a ver a mi tía a la casa el médico.

Me hicieron la ficha de protección social así es que recibí una caja de mercadería que regalo el gobierno. Quiero contar que me han regalado ropa, zapatos para mis niños, hasta mi tía le tocó. Nunca he contado esto pero me dan tanta confianza, antes de llegar a la olla salía a recoger fruta y verdura después que se recogía la feria; así viví como un mes. Estas minas de la olla son puro corazón. Cuando me preguntaron si podían escribir esto les dije que sí, porque en este poco tiempo, que llevo con ellas, siento que he crecido, como mujer, valoro más a mi familia y sé que siempre habrá alguien que te tienda la mano, sin interés, aunque la jefa me dijo que tengo que integrarme a la organización. A ella no le gusta que le digan jefa, pero lo hago con cariño, pero también con admiración, además soy la única; todas la llaman por su nombre.

La Flaca Susi

Marisol

Yo soy una de las que constituimos Newen Domo (Fuerza de Mujer en mapuche), trabajo con carro y vendo té, café, milo, sandwich, completos, tengo un permiso para vender que me dió la municipalidad. Pertenezco a Newen Domo, soy mapuche con mucha honra. Toda mi familia por parte de padre y madre. Tengo dos hijos, uno de 14 y mi hija de 16; convivo con un hombre que no es mapuche y el padre de mis hijos son Champurrios (Tienen sangre mapuche y de huinca chileno). Él tiene un pequeño negocio de ventas de comida para animales.

Vivo con mi padre de 88 años, y mi hermano de 22 que esta postrado en cama con una extraña enfermedad del estómago que todo lo que come lo devuelve y casi vive en el hospital. Mi madre falleció hace 10 años, era alcohólica desde que tengo uso de razón. Nunca la vi sin trago, me tocaba salir a buscarla a los bares cuando vivía en el sur, por esta razón nos vinimos a Santiago, para apartarla de sus amigos que tomaban con ella. Fue una mala decisión; mi madre se comenzó a escapar, la buscábamos cuando la encontrábamos la llevábamos la casa, pero otras se nos perdía por semanas llegando a vivir en las calles. Así crecí, con mi hermano que nació con esa deficiencia al estómago, así me hice mujer. Termine mi cuarto medio y de ahí a trabajar para ayudar a mi padre que trabajó toda su vida por mi hermano y yo. Con el comencé a trabajar en el carro en la calle, no me iba mal, el trabajo es duro, pero se gana para vivir, no con lujos pero sin grandes necesidades. Además no pago arriendo, la casa es de mi papa. Con mi pareja pagamos todos los gastos de la casa. Mis dos hijos estudian. Nunca he tenido una vida normal. Hay personas que nacen con un algo de mala suerte.

El estallido social a partir del 18 de Octubre 2019, no pude trabajar más. Mi carro está en la plaza de armas de San Bernardo, y todos los días había protestas. En este estallido social me dí cuenta de lo ciega que estaba, que no tengo seguridad social, sin derechos de ninguna índole, que soy invisible como dice la Paty. Sé que soy trabajadora, que no soy empresaria, como me quería hacer creer. Las clases que nos han dado sobre el trabajo en domicilio, trabajo informal, y precario son y van de la mano con inestabilidad laboral. Cuando hecharon los milicos a la calle, me dio miedo, yo no viví la dictadura militar era muy pequeña, como vivíamos en el campo no me di cuenta de lo que pasaba. Después que murió mi mamá una prima de ella me contó que, a mi mamá la habían detenido en Villarrica. La encontraron ebria y estuvo dos semanas desaparecida, la violaron la torturaron de puro gusto, ella nunca estuvo metida en nada de política; los pacos, la votaron en Carahue y andaba como ausente vagando por las calles, hasta que la encontraron. De ahí en adelante no dejó que mi papá la tocara nunca más. Le pregunté a mi papá si era cierto y el me respondió: no crea en weas. Y esa es la razón que nos vinimos a Santiago, he tratado de averiguar pero nadie me dio más antecedentes, hoy la prima también está muerta.

Mi vida no ha sido fácil, convivo con Marcos, él no me maltrata físicamente pero siempre me dice que soy inútil, que nada me sale bien. No tuve juventud, lo conocí en una fiesta. A mí me gusta bailar, a él no le gusta; cada vez que alguien me invita alguna parte, le aviso que voy a salir, lo he pillado siguiéndome. Si me tomo una cerveza me dice eres igual a tu madre, hoy entiendo que es violencia intrafamiliar psicológica lo que hace conmigo. Las chiquillas de la organización me han enseñado lo que valgo, que tengo mis manos y se trabajar y jamás me moriré de hambre.

La olla de la dignidad como yo le digo, me ha hecho creer en las personas, nunca había tenido amigas, compañeras como les conté cuido a mi padre y mi hermano, no siempre puedo ir a la olla de la dignidad. Mi trabajo es asegurar telefónicamente cuantas personas viene a buscar comida me preocupo de anotar y mandar los listados. Me gustaría ir todos los días, pero no puedo, voy al igual que todas las personas a buscar mis alimentos, saben tan ricos, se cómo cocinan, aunque suene romántico están hechos por lamnnien (hermanas en mapuche) con cariño, amor del bueno del corazón. Yo como pertenezco a Newen Domo, estoy ayudando a que nuestra asociación sea sindicato. Me llueve sobre mojado hace un mes me entere que mi hija de 16 años está embarazada, a ella yo misma la lleve al consultorio para que se pusiera inyecciones, cuando me di cuenta que mi niña, ya no lo era. No me puedo consolar siempre le hablé lo bueno, lo malo, la responsabilidad con el sexo. Ella solo me decía lo que pasa es que no confías en mí. Mis compañeras se enteraron por mí, me obligaron a ir a la olla ese día tan tormentoso para mí. Me consolaron, me ofrecieron su ayuda para ver como enfrentaba mi situación, todas cerraron filas conmigo. Valoro tanto lo que pasó. Nadie me dio una receta como solucionar el problema, me queda claro que lo que las historias de otras no sirve; hay que hacer su propia experiencia. El padre lo único que dijo tu eres la responsable de lo que pasa con tu hija, creo que ese día con toda mi tristeza, me pare y le dije así es que es solo mi hija y que mierda haces aquí, te puedes ir cuando quieras, mi hijo escucho esta discusión, y me abrazo le dijo, también soy solo su hijo.

Hoy con más calma pude escribir, agradecer a todas las mujeres, que luchan, por nuestros derechos, estoy convencida, que esta olla de la dignidad me hizo bien, me valoro más, sé que soy única e irrepetible como me enseño mi amiga. Ella me dice que tengo que aprender, que soy una mujer con fuerza (todavía no lo creo) que me tengo que parar y no permitir que nadie me ponga el pie encima.

Gracias lamnieg

Mariwhiueo, Mariwhiueo (Mil veces ganaremos).

Sonia, tengo 32 años

Me llamo Sonia, llegué a la olla, por mucha necesidad. Tengo cuatro hijos, el mayor de 20 años (cesante), a él lo tuve de soltera cuando tenía 17 años. El padre no era un buen hombre, viví con el tres años hasta que lo tomaron preso, por robo con intimidación, por dos años lo fui a ver a la cárcel. Me enteré un día de visita que en la noche hubo una pelea y lo mataron, me quede sola y comencé a trabajar, primero como asesora del hogar, pero no podía llevar a mi hijo. Asi es que comencé a trabajar sola, empecé vendiendo pan amasado, empanadas, completos a mis vecinas, también vendo productos AVON.(revista por catálogos) A mi familia nunca la molesté, todos estaban enojados conmigo por el comportamiento de mi pareja, como si yo fuera culpable. Me hacían la vida imposible cuando iba a la visita. Eso que nunca les pedí nada. Cuando una se enamora no hace caso de nada, quizás era mucho orgullo mal entendido mío, pero ya lo hice.

A los años después conocí al padre de mis tres hijos que tienen 8 y 6 -son hombres y 4 años que es niña; vivo en la actualidad, con él. Trabaja como reponedor en un supermercado, gana el ingreso mínimo.

A los años después conocí al padre de mis tres hijos que tienen 8 y 6 -son hombres y 4 años que es niña; vivo en la actualidad, con él. Trabaja como reponedor en un supermercado, gana el ingreso mínimo.

Soy una mujer mapuche, trabajo en lo que se pueda para ayudar a mi esposo, con el salario de él no nos alcanza. Además, para alimentar a mi hijo mayor, y que nadie le saque en cara lo que come.

Cuando comencé a contar lo que me pasaba con mi hijo mayor, que él tomaba y consumía drogas, no me dejaba dormir ni a sus hermanos. Las compañeras de la olla me dijeron que lo denunciara por violencia intrafamiliar, me ofrecieron ayuda, con un sicólogo, me contenían nadie después que conté mis penas debo decir que me sentí más aliviada, primero me estoy sanado yo para ayudar a mi hijo.

Nuestra ollita, me ha curado el alma; saben, siento que este grupo de mujeres en especial la señora Paty (le dije que si pone esto no lo publique) el sicólogo me ha hecho entender que soy una mujer trabajadora, y todo lo que he logrado es gracias a mis manos y aprendí que no solo ayudo a mi marido. Que soy mujer trabajadora y hoy me miro diferente integra, yo tenía la autoestima demasiada baja, hasta dejaba que me pasaran a llevar. Mi marido cuando yo decidí venir a buscar alimentos, me decía que van a pensar los vecinos que yo no soy capaz, le contesté que hablen mis hijos no van a pasar hambre. Un día me invitaron a cocinar junto a ellas, y aquí estoy, cocinamos cantando, me olvido de las penas, esta olla ha sido mi escape, con la pandemia yo no pude seguir trabajando y no sabía qué hacer. Veía como otras vecinas pasaban hambre, me acerqué a ellas y las lleve a la olla. Yo vivo en un edificio de departamentos en cada piso viven seis familias, en un principio fui la primera. Hoy van seis departamentos, están tan agradecidas, llevan el pan amasado caliente salido recién del horno, cuando nos va bien y en la feria nos dan frutas y verduras. Se reparten según la cantidad de personas por casa.

La pandemia ha sacado lo mejor de nosotras, jamás pensé cocinar para tanta gente, nunca había estado en una olla común. Hoy sé que todo es posible y como dice la señora Paty:

Cuando nos dijeron que era imposible, lo hicimos

Gracias por la oportunidad y la ayuda que me dan al alma

Las quiero.

Angela

Tengo dos hijos, un niño de 8 años y una niña de 4 añitos. Conocí a las lamnieg (Hermanas en mapuche) repartiendo mascarillas, llegaron a mi casa me contaron que pertenecían a una organización de mujeres mapuches Newen Domo. Me preguntaron cuanta gente vivía en mi casa (arriendo en una casa que tienen diferentes medias aguas vivimos cuatro familias en total vivimos 18 personas entre niños y adultos mayores). Tenemos un solo baño para todos,\ y sin espacio como se dice hacinados. En la pandemia nos dimos cuenta de nuestra gran pobreza, porque antes no se notaba tanto porque salíamos a trabajar y no estábamos todo el día encerrados. Toco lo del baño, tuvimos que hacer una reunión de todos los que vivimos para ocuparlo, en cada casa hacemos nuestras necesidades y vamos al baño solo a vaciar, para ducharnos, cada uno lleva su galón de gas y no podemos demóranos más de veinte minutos por familia. Yo baño a los niños todos los días en una fuente y el agua después la tiro en el baño.

Ellas me regalaron unas mascarillas, para todos en mi familia y me comunicaron que la olla comenzaba a funcionar, así llegue mi esposo estaba cesante así es que él se quedó con los niños mientras iba a cocinar. Pucha que aprendí, yo hace dos años solamente que llegué a Santiago en el campo no se cocina como en la ciudad. Soy muy vergonzosa, así que ayudaba en lo que me pedían, pelo papas, lavo verduras, pico cebollas.

Yo tejo en telar, se hilar la lana natural, teñir con raíces y hojas de árboles nativos. No tenía ni idea que era artesana. Siempre pensé que era lo que me tocó no más; mi marido los vende en el trabajo y tengo mi platita y también ayudo en mi casa y le doy en el gusto a mis cachorros, en golosinas o alguna ropa que quieren, aunque son pequeños también quieren los que sus compañeritos de escuela y jardín tienen.

Ellas me regalaron unas mascarillas, para todos en mi familia y me comunicaron que la olla comenzaba a funcionar, así llegue mi esposo estaba cesante así es que él se quedó con los niños mientras iba a cocinar. Pucha que aprendí, yo hace dos años solamente que llegué a Santiago en el campo no se cocina como en la ciudad. Soy muy vergonzosa, así que ayudaba en lo que me pedían, pelo papas, lavo verduras, pico cebollas.

Yo tejo en telar, se hilar la lana natural, teñir con raíces y hojas de árboles nativos. No tenía ni idea que era artesana. Siempre pensé que era lo que me tocó no más; mi marido los vende en el trabajo y tengo mi platita y también ayudo en mi casa y le doy en el gusto a mis cachorros, en golosinas o alguna ropa que quieren, aunque son pequeños también quieren los que sus compañeritos de escuela y jardín tienen.

Aprender para no depender me enseñaron en la olla, ser trabajadora en el hogar, cuando escuche esto me di cuenta que soy ignorante, he trabajado en el campo desde los doce años, creo que nací en las patas del telar. No me acuerdo cuando fue la primera vez que comencé a tejer, pero me gusta cuando comienzo un telar. Me vuelo los dibujos, nunca los he copiado, los saco de mi propio piuke (corazón), me nacen igual que los colores. Aprendí a recoger raíces y se el color exacto que dan cada uno de ellos.

Cuando dije que era ignorante, me pidieron qué no dijiera nunca más eso. Que la sabiduría ancestral que yo tengo y como me nacen mis diseños eran de una verdadera artista y artesana. Hoy soy artesana y mujer trabajadora. ¿Cómo les quedó el ojo; notaron soy artesana? Hace rato que no tejo nada, no tengo plata para comprar lanas y como no se puede viajar por la pandemia ni he podido viajar al sur.

Bueno vuelvo a la olla, al lado de mi lof viven dos adultos mayores son hermanos uno de 80 y la joven de 78. Como las casa están tan apegadas una sin querer escucha lo que hablan, escuché que Don Jaime le decía a su hermana que tenía hambre y ella le dice, no tenemos nada más que té. Yo venía llegando de la olla y como las porciones son abundantes le convide de mi comida, los viejos se pusieron a llorar. Me contaron que hacía dos días que solo tomaban té.

Yo me vengo más temprano de la olla porque se desocupan tarde como a las cinco y no puedo tener a los niños hasta esa hora sin comer. Cuento corto, llamé para poder inscribirlos, para que fueran a buscar comida, les conté lo que había pasado con los abuelos, ellas fueron a mi casa ese mismo día conversaron con mis vecinos y ahora todas las familias tienen comida. Nos reunieron en el patio y nuestra jefa (señora Paty) habló de sacudirnos de la vergüenza, que la solidaridad no está en el mercado, se construye con el buen vivir, en comunidad –hasta la aplaudieron. Me dí cuenta que yo era la única que estaba recibiendo alimentación y comía todos los días. Es triste contar esto, como viviendo tan cerca estamos tan lejos y no hablamos, eso se llama estar cagados de la cabeza. Como la gente que vive es mayor ahora van a buscar en un carrito las 18 porciones y que sabe rico saber que todos en la casa están comiendo. Ellos dicen que nos van hacer un altar por ser tan buenas. ¿Siempre me he preguntado cómo se consiguen, la mercadería?, un día pregunte, me contaron de los grandes recorridos que realizan, cartas, a los almacenes, a los feriantes, gente que dona desde un paquete de tallarines a un paquete de sal. Desde que yo voy nunca he sabido que no hay que hacer de comida, solo le pido a dios que nos de salud, para seguir adelante, creo que nosotras no tenemos pandemia, porque alguien nos protege. Este es mi pequeño relato, por primera vez soy visible y escribo: Que Dios las bendiga (pueden publicar mi relato).