*Texto adaptado de la intervención de Tatiana Rojas en la Convención de Belém do Pará.
Soy Tatiana Rojas, activista GLBT con más de 20 años de experiencia. Como directora de MUMS, un movimiento que lucha por la diversidad de género, y como representante de género de HomeNet Internacional, que reúne a más de 1.3 millones de personas trabajadoras en domicilio en 30 países, quiero compartir mi perspectiva sobre la violencia que enfrentan las lesbianas, las personas bisexuales y las mujeres trans en el trabajo.
A medida que crezco, me doy cuenta de que la interseccionalidad es fundamental para comprender las luchas que enfrentamos. Aunque no todas las mujeres trans llegan a los 66 años, su situación es aún más delicada.
La violencia no siempre es visible o explícita. En muchos casos, la negación del derecho a un trabajo decente, incluida la protección social, es una forma de violencia invisible. Según estudios de MUMS y otras organizaciones GLBT, más del 50% de las personas LGBTI han sufrido discriminación en el trabajo, lo que les ha llevado a preferir trabajos informales o ser “emprendedoras”. Esto es especialmente cierto para las lesbianas y las mujeres trans, que a menudo trabajan en sectores informales o en el trabajo sexual.
La falta de trabajo decente y de protección social nos coloca en una posición de fragilidad y nos quita poder. Es importante mencionar que muchos convenios internacionales, como el Convenio 190 de la OIT, establecen la necesidad de ambientes laborales libres de violencia, pero no se implementan adecuadamente.
Además, las lesbianas y las mujeres trans son invisibles en las estadísticas y las políticas públicas. El Instituto Nacional de Estadística (INE) y otras agencias estatales no consideran nuestras necesidades y experiencias, lo que dificulta la creación de políticas públicas efectivas para abordar nuestros problemas.
Es importante recordar que la ratificación del Convenio 177 sobre el trabajo en domicilio y otros convenios internacionales sobre el trabajo decente es crucial para abordar esta violencia invisible. También es necesario capacitar a todos los funcionarios públicos para implementar estas normas y políticas.
Finalmente, es fundamental abordar la salud y el acceso a la salud para todas las lesbianas, las mujeres trans y lesbianas en edad reproductiva. La salud obstétrica y la educación sexual integral son cuestiones clave para abordar la violencia obstétrica y la exclusión que enfrentan muchas mujeres.
En resumen, la lucha por el trabajo decente y la protección social es fundamental para abordar la violencia invisible que enfrentan las mujeres lesbianas, bisexuales y trans. Necesitamos trabajar en conjunto para crear políticas públicas efectivas y capacitaciones para todos los funcionarios públicos con el fin de abordar nuestras necesidades y experiencias.
Mira el video de la intervención de Tatiana Rojas aquí