Estimada, Dave:
Queridas hermanas y hermanos de HomeNet Internacional.
Lamento mucho no poder participar en su segundo Congreso y el primero presencial que se lleva a cabo en Katmandú, Nepal.
Guardo un grato recuerdo de mi participación en el Congreso en línea en 2021 y estoy feliz de que su movimiento se esté fortaleciendo y organizándose cada vez más.
La adopción de la Constitución con reglas claras, el impulso a la sindicalización nacional, así como la elección de varios puestos de liderazgo, son todos pasos que van en la dirección de fortalecer el movimiento y la libertad de asociación.
Estoy muy impresionada por la referencia en la Constitución sobre la OIT y sus instrumentos, en particular la declaración de que las personas trabajadoras en domicilio tienen derecho a condiciones de trabajo y de vida dignas, tal como lo establece la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en sus diversos convenios y recomendaciones, incluidos el Convenio 1 de la OIT, la Recomendación 71 y la Recomendación 184, que deben estar consagradas en las leyes y/o políticas nacionales.
En 2019, la OIT discutió el futuro del mundo del trabajo, en conjunción con su centenario: poco sabíamos que un año después, en todo el mundo, estaríamos confinados en casa y que el trabajo en domicilio sería más relevante que nunca.
Desafortunadamente, el Convenio 1 aún se respalda marginalmente, pero es alentador que ustedes hagan campaña para su ratificación e implementación (y estoy muy feliz de que España lo ratificó el año pasado, lo que demuestra que es muy posible que los gobiernos sigan adelante).
Animo a su movimiento, cuando sea necesario, a establecer vínculos fuertes con otras organizaciones de personas trabajadoras sectoriales y nacionales: solo a través de la solidaridad puede florecer una plataforma común conjunta de derechos de las y los trabajadores y también la forma de crear más impulso hacia la adopción de una legislación progresista para las personas trabajadoras en domicilio.
Hermanas y hermanos,
permítanme hacer una nota personal. En septiembre de este año me retiraré de la OIT como funcionaria internacional, pero ciertamente seguiré con gran interés su lucha por los derechos de las personas trabajadoras en domicilio así como cualquier otra instancia de justicia proveniente del movimiento obrero.
Siempre me gusta recordar que mi madre era una costurera que trabajaba desde su domicilio y que logró que su empleador le pagara las cuotas de la seguridad social en la Italia rural de 1960. Su ejemplo moldeó mi convicción de que las personas trabajadoras pueden obtener trabajo decente y derechos sociales si tienen claro sus objetivos y convicciones.
Estoy segura de que esta lucha continuará con renovada fuerza después de las deliberaciones del Congreso y espero leer sobre su éxito futuro.
En solidaridad.